Me llamo Jonathan Vásquez Madrid, tengo 26 años y este es mi testimonio vocacional. Mis padres se llaman Héctor y Karyn, y tengo un hermano 9 años menor que se llama Marcelo.

Crecí en el seno de una familia católica que me transmitió la fe; íbamos a misa los domingo, pero nunca se me había pasado por la cabeza la idea de ser sacerdote, y menos, consagrar mi vida a Dios.

Recuerdo que cuanto tenía unos 6 o 7 años iba a misa y hacía las lecturas, así ponía en práctica lo que me había enseñado mi abuela, que era profesora. También que mi papá me compró una guitarra, aprendí a tocar a los 10 años y luego me incorporé al coro de niños de la Parroquia La Transfiguración.

He tenido una juventud como cualquier otro joven chico: me gustaba mucho salir de fiesta, bailar, cantar, compartir con mis amigos y hasta tuve varias novias, pero todo comenzó a cambiar a partir del matrimonio de mis padres, por la iglesia.

El acercamiento a la Iglesia de Jonathan Vásquez

Después de ese evento nos mudamos al territorio de la única parroquia atendida por los padres mercedarios en todo el país: Nuestra Señora de la Paz, en Ciudad Merliot, en El Salvador. ¿Casualidad o Providencia?, pensé.

Luego me incorporé al grupo juvenil, más por buscar a una muchacha que otra cosa, no obstante, mi vida se iba llenando poco a poco de Dios.

Más adelante entré al grupo de acólitos de la parroquia y esto me hizo acercar un poco más a la vida de la Iglesia.

Me gradué del colegio y comencé a estudiar ingeniería eléctrica en la universidad. Hubiese deseado estudiar física teórica, pero mis papás me sugirieron algo más cercano al trabajo de mi padre y como también me llamaba la atención la ingeniería, así lo hice.

Un día, caminando por la peatonal, tomado de la mano de mi novia, eran como las cuatro de la tarde, se me vino a la mente un “pensamiento”, una voz en mi interior que decía: Quiero ser sacerdote. Y ahí empezó a tomar forma mi vocación que con el tiempo se convirtió en mercedaria.

El fraile de hoy

Hoy Jonathan Vásquez forma parte de la comunidad de religiosos mercedarios en Panamá y su testimonio vocacional ha animado a muchos a decidirse por el camino de discernimiento mercedario.

Su primera profesión, luego del año de noviciado en San Ramón Nonato, ocurrió el 27 de octubre de 2012. Luego se siguió formando hasta convertirse en sacerdote, siendo ordenado el 8 de septiembre de 2018.

¡Damos gracias a Dios por su sonrisa y su vocación!