El 26 de octubre de 2021 la comunidad mercedaria de Sant Ramón hemos vivido una jornada que, no  por ser frecuente, deja de ser asombrosa. No siendo de poca monta que dos jóvenes, Ricardo Heriberto López Domingo y  Rubelcy Avelardo Pérez Rodríguez  hayan manifestado su firme determinación de optar para su vida la consagración mercedaria, estrenándose con un año de prueba.

Lo han expresado solemnemente y han solicitado ser vestidos del hábito de Santa María como expresión patente de tal decisión.

A las 20:30h iniciamos la ceremonia. Ha sido una gala íntima, no por eso menos solemne, y sí más embelesadora. En la recoleta capilla de Santísimo, al arrimo de nuestra santísima Madre, del patriarca Pedro Nolasco, del gran valedor Ramón Nonato, estábamos los padres Francisco Marín García, superior, Luis Roberto Mejía Salazar, maestro, Joaquín Millán Rubio, el decano fray Antonio Esteban Rozados, los novicios Deynner José Mora Márquez, Juan José Soler Martínez, Domenico Gallitelli, todos impecablemente de blanco, los dos postulantes  con los atuendos y correas en sendas banquetas.

Hemos comenzado vísperas cantando Libertador de Nazaret, ven junto a mí, ven junto a mí; qué puedo hacer sin ti. Buena manifestación de intenciones y decisiones. Oímos a san Pablo: Todos son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Y responsoriamos: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. De alegría perpetua a tu derecha. Era un inicio álgido.

La palabra del padre Francisco ha simbiotizando los sentimientos de todos: Enhorabuena por haber escogido la mejor parte, por  haberos decidido luego de experimentar y determinaros en largo postulantado, por haber optado por esta Familia con Madre. Gracias a vuestros padres que os han acompañado y apoyado en una renuncia vuestra y de ellos.

Como Superior ha demando la decisión de los dos postulantes y ha pedido al Señor para ellos fortaleza en su voluntad de servir al Señor con mayor fidelidad y para la comunidad que seamos ante ellos expresión sincera del amor fraterno. Todo clarificado y suplicado, el padre Francisco, ayudado de los padres Luis y Joaquín,  ha vestido a  Ricardo y a Rubelcy el hábito de la Orden como signo de la admisión a experimentar nuestra vida religiosa. Luego ha confiado al padre Luis el acompañamiento de ambos, secundado por la comunidad, siendo signo de aceptación el ósculo de los nuevos novicios a su escapulario.

Porque la ocasión lo exigía, nos aunamos en el canto del Magníficat; para luego desgranar preces por la Iglesia, que siga a Cristo pobre y humilde; por los dos nuevos hermanos, para que sean dignos testigos y verdaderos servidores del Evangelio; por los pobres y abandonados, para que alcancen una vida digna; por los que sufren entre incertidumbres y dudas, para que descubran en Cristo la esperanza que no engaña.

Rubricamos con el abrazo clamoroso, la fotografía testimonial y la cena de circunstancias especiales.