18 de mayo

Memoria del

P. Juan Gilabert Jofré, mercedario

Con honor de santidad, el 18 de mayo de 1417, el Padre Juan Gilabert Jofré, Religioso Mercedario, fallece en el Real Monasterio de El Puig de Santa María.

Nacido en la calle «Dels Jofrens» de Valencia el 24 de junio de 1350, estudió derecho canónico en Lérida y en 1370 se incorporó a la Orden de la Merced en el Real Monasterio de El Puig de Santa María, donde cursó estudios de Teología y Sagrada Escritura durante cinco años.

Sus padres fueron Francesc Gilabert y Violante. En 1375 fue ordenado presbítero. Y después de estar en diferentes conventos en 1409 fue designado superior-comendador del Convento de Valencia.

Es la mañana del 24 de febrero de 1409 cuando surge la figura del Mercedario para poner fin a una desagradable escena callejera. En una encrucijada de aquel barrio artesano que se extiende desde la plaza del Mercado hasta la Catedral, donde cada oficio tiene su sede y da nombre a una calle, un tropel de muchachos maltrata de palabra y de obra a un pobre demente. Esto impresiona vivamente al religioso, que, desde su convento de la Merced, se dirigía a la Catedral para predicar el sermón del primer domingo de Cuaresma.

Y surge aquel improvisado final de su homilía, realmente trascendental. El libro de las Memorias de la fundación del Hospital «dels Innocents» ha conservado estas palabras, con las reiteraciones y la viveza de la lengua vernácula en la que se pronunciaron.

«En la presente ciudad, hay mucha obra pía y de gran caridad y sustentación; pero aún falta una, que es de gran necesidad, cual es un «hospital» o casa donde los pobres inocentes y furiosos sean acogidos. Porque muchos pobres inocentes y furiosos van por esta ciudad, los cuales pasan grandes desaires de hambre, frío e injurias. Por tal, como por su inocencia y furor no saben ganar ni pedir lo que han de menester para sustentación de su vida, por lo que duermen por las calles y perecen de hambre y de frío, muchas personas malvadas, no teniendo a Dios ante los ojos de su conciencia, les hacen muchas injurias y daño, y señaladamente allá donde les encuentran dormidos los vejan y matan a algunos y a algunas mujeres avergüenzan. Asimismo, los pobres furiosos hacen daño a muchas personas que van por la ciudad. Estas cosas son notorias a toda la ciudad, por lo que sería santa cosa y obra muy santa que en la ciudad de Valencia fuese hecha una habitación u «hospital» en que semejantes locos e inocentes estuviesen de tal manera que no fuesen por la ciudad ni pudiesen hacer daño ni les fuese hecho».

Este inesperado llamamiento a la caridad ciudadana impresiona notablemente al auditorio, en que destaca un personaje inquieto, de extraordinaria actividad, medio providencial para las fundaciones subsiguientes, Lorenzo Salom, que aquel mismo día transmitió los deseos del predicador a diez destacados mercaderes que, por su espíritu abierto y su intuición viva, asimilaron perfectamente el pensamiento del padre Jofré y se constituyeron fundadores de la nueva y necesaria obra.

Diecinueve días después del memorable sermón el Consejo General de la ciudad estudiaba el proyecto, y tan sólo dos meses después comenzaron las obras en un solar adquirido en las inmediaciones de la Puerta de Torrente, más tarde llamada de los Inocentes.

El rey Don Martín el Humano confirmó las obras y, a petición de los jurados de la ciudad, concedió el privilegio de amortización, firmado en Barcelona a fines del mismo año 1409.

Para este Hospital se eligió como celestial Patrona a Santa María con el conocido título de Virgen de los Desamparados y de los Inocentes.

Foto: Autor Manolo Guallart
Título: La Virgen de los Desamparados en el «Maremovil» a su paso por el Real Monasterio de Santa María de El Puig el día 4 de mayo de 2021.
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