Aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco

MARÍA EN LA MERCED

En la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, Pedro Nolasco en Montserrat tiene una experiencia espiritual profunda de María  que le marcará profundamente.

— El nombre de la Orden: Orden de la Mare de Déu de la Mercè.

— Los mercedarios en las primeras fundaciones no tenían parroquias. Pero aceptan la Parroquia de Santa María de El Puig porque san Pedro Nolasco encuentra la imagen bizantina de Nuestra Señora de El Puig, que el rey Jaime I declara Patrona del Reino de Valencia.

— Los frailes sacerdotes rezaban todos los días el oficio litúrgico de santa María.

La Orden de la Merced es una orden religiosa

originaria, esencial e históricamente mariana.

Pedro Nolasco se empapó de marianismo en la Cataluña medieval que veneraba a la Mare de Déu de Montserrat, y en la ciudad de Barcelona, que se arrimaba en torno al templo de Santa María del Mar.

María de la Merced está vinculado a la vida y obra de San Pedro Nolasco, que aparece como devoto de Santa María y promotor de su obra de Merced sobre el mundo.

La Merced es, más bien, un título teológico y apostólico, que está indicando una faceta importante del misterio de María, de manera que puede convertirse en principio de una acción liberadora al servicio de los hombres cautivos.

Mercedarios y mercedarias han tomado su título y nombre de María: es decir, Santa María de la Merced, «Redentora» de Cautivos, a quien toman como su auténtica Fundadora.

El título Merced (Misericordia, Redención de cautivos), la tradición mercedaria lo vincula de un modo especial con María, Madre de Jesús, a quien llama Virgen y Madre María de la Merced: Ella da su nombre y sentido a la Familia Mercedaria.

'Apoteosis Mercedaria', obra de la artista Nati Cañada, para la Orden de la Merced en sus 800 años de fundación.

Aparición de la Virgen en el coro

Los primeros Religiosos y Religiosas fueron descubriendo que la Redención de Cautivos, se encontraba vinculada de manera muy intensa con María. De manera que ella (María) viene a presentarse como Madre de la Merced y la Merced de María se define como obra de María, de tal forma que María y Libertad aparecen unidos en el título de la Merced.

Esta vinculación es una de las mayores aportaciones de San Pedro Nolasco, como ya lo destacó hacia 1400, Fr. Nadal Gaver, contando la Descensión o bajada liberadora de María. Esta es en resumen su relato:

Revelación mercedaria de María a San Pedro Nolasco. Sólo al final, para ratificar su encargo, la Señora se presenta a sí misma diciendo, de manera condensada:

«Yo soy María, aquella en cuyo vientre asumió la carne el Hijo de Dios, tomándola de mi sangre purísima para la reconciliación del género humano. Yo soy aquella a la que dijo Simeón cuando ofrecí a ese Hijo sobre el Templo, para realizar la obra de Dios: mira éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos; será signo de contradicción; y a ti misma una espada te atravesará el alma» (Lc.2, 33-34).

De esta forma viene a revelarse María de la Merced: aparece como aquella que ha dado y sigue dando su sangre, es decir, su vida, a favor de los oprimidos y cautivos. Ciertamente, los mercedarios y mercedarias saben que ella es la Theokokos o Madre de Dios; saben que es Inmaculada y que está Asunta en el cielo.

María sigue llevando en el alma la espada de dolor redentor por los cautivos, sigue sufriendo hasta el fin de los tiempos allí donde sus hijos se encuentran cautivos y oprimidos. Aparece como Mujer y Madre solidaria.

Ella es con Jesús el recuerdo viviente de la herida que forma la opresión en este mundo.

Ella es la memoria viva de las injusticias que destruyen a los hombres y mujeres de la tierra. Así aparece como expresión viviente de la solidaridad de Dios, que penetra en la debilidad del mundo, para sufrir con los que sufren.

Ella representa de algún modo a todos los cautivos del mundo.

María, no se encuentra, desentendida de la historia humana; no ha dejado a un lado los problemas de la humanidad sufriente, sino todo lo contrario: unida con los pobres y cautivos, a favor de ellos, promueve un movimiento de liberación cuyo primer hermano ha sido Pedro Nolasco. Él ha puesto su movimiento de liberación bajo el amparo y guía de la Madre de Jesús, a quien presenta como Madre de gracia y de Misericordia, es decir: Merced de Dios.

María acaba diciendo a Pedro Nolasco: «Es mi voluntad que fundes un grupo que se dedique a redimir cautivos, sabiendo que eso implicará dificultad y sufrimiento

Y también vosotros, mercedarios y mercedarias, seréis un signo de contradicción, en este mundo que sigue oprimiendo a muchísimas personas; por eso, una espada os atravesará vuestra alma. Igual que Yo he sufrido por Jesús, para que llegue el Redentor, deberéis sufrir vosotros, para que la redención se complete y un día vivan en amor y comunión todos los humanos».

Esta sigue siendo la palabra clave de María de la Merced.

Fr. José Juan Galve