La comunidad mercedaria en Barcelona está conformada por sacerdotes (entre los que se encuentra el Provincial Fr. José Juan Galve), un religioso y Juanjo, el postulante.
Comunidad del Postulantado Mercedario en España narra cómo lleva el confinamiento.

Podemos conocer cómo lleva el confinamiento el Postulantado Mercedario de España a través de los ojos y las palabras que ha escrito Juanjo Soler, quien comparte su etapa como postulante en la comunidad de la Curia de Barcelona.

“La verdad es que el confinamiento no nos sorprendió. Personalmente aquí en Barcelona, después de las primeras medidas de Madrid, por ser también una ciudad grande y con mucho turismo. Como a todo el mundo, ha supuesto un giro de 180º en nuestro día a día”, ha escrito el joven.

Sin más preámbulos te compartimos su experiencia y detalles de cómo transcurre el día a día de esta cuarentena provocada por la expansión de la pandemia Covid 19 que a todos nos ha cambiado la vida.

Juanjo Soler, el joven que nos cuenta cómo se lleva la cuarentena en el Postulantado Mercedario en España.

Cambios al interior de la comunidad mercedaria en Barcelona

A partir del día siguiente del decreto de ‘Estado de Alarma’, la comunidad asumió un nuevo horario. Entre semana, todos juntos rezamos el Oficio de Lectura, las Laudes y la Misa a primera hora de la mañana.

A continuación, a las 9:10 h. el postulante que les escribe, inicia sus clases virtuales. El Seminario de Barcelona preparó con mucha rapidez un servicio de videoconferencias. Así, en los días lectivos, todas las mañanas las dedico al estudio y a las clases.

Al mediodía, en el hogar del Postulantado Mercedario en España, como siempre, tenemos el rezo de la Hora Intermedia para continuar con el almuerzo. Las tardes son más variadas: tiempo libre, deporte, tiempo de trabajo y estudio, además de la reunión semanal con el padre maestro y la formación sobre temas de la Orden.

Comunidad de la Curia de Barcelona participando en la Eucaristía.

En cuanto al rezo, nos juntamos para el Rosario, las Vísperas, las Completas, y los jueves, exposición del Santísimo. Por otro parte, se ha conseguido mantener por videoconferencia la catequesis de Confirmación y el Grupo Juvenil, de los cuales soy el responsable.

La tarde de los viernes hablamos, comentamos el Evangelio y avanzamos un poco en su itinerario de fe. Los fines de semana son diferentes, por ejemplo los sábados por la mañana hacemos limpieza general del convento, y el domingo el horario comunitario es más flexible.

Postulantado Mercedario en España, espacio para la reflexión

El postulante también aporta con las labores de limpieza de la casa del Postulantado Mercedario en España.

Este confinamiento nos ha invitado a vivir una experiencia puramente de clausura. Durante estas semanas hemos podido vivir, más o menos, como lo hacen muchos monjas o monjes contemplativos.

Hemos vivido la Semana Santa más atípica de los últimos años (o décadas). Ha sido (y es todavía) una experiencia enriquecedora puesto que, personalmente, me ha permitido conocer con mayor profundidad a los religiosos de la Orden de la Merced con los que convivo.

La verdad es que pasar las 24 horas del día entre las mismas paredes se hace más fácil con risas, alguna broma y con alguna dosis de paciencia… Los largos pasillos de nuestra casa del Postulantado Mercedario en España se han transformado en nuestra particular Rambla, y así, arriba y abajo, y gracias a una antigua bicicleta estática, hemos podido mantener un mínimo de ejercicio físico.

Así va el confinamiento en el Postulantado Mercedario en España. Testimonio de Juanjo Soler, postulante.
Así va el confinamiento en el Postulantado Mercedario en España. Testimonio de Juanjo Soler, postulante.

Cuando no hemos contado con la presencia de nuestra cocinera, también nos hemos repartido los turnos de cocina, algunos con más éxito que otros. Y al igual que en muchas casas, también hemos practicado el tema de la repostería (torrijas, flan, brazo “de cautivo”, tiramisú, pastel de queso y otros) como para publicar nuestro libro de recetas conventuales (pero esta vez de frailes, no monjas).

De este confinamiento destacó una lección: la caridad comunitaria. Cuando uno piensa que debería estar fuera, intentando “salvar el mundo”, pero por las circunstancias y la realidad no es posible, uno entiende mejor a los contemplativos. La caridad debe empezar por los más cercanos, en hacerles la vida más fácil, más amable. Y aquellas necesidades, a las cuales desgraciadamente uno no puede llegar a auxiliar, súplalo con la oración. Dios actúa. Así una santa carmelita, como Teresa de Lisieux, puede llegar a ser patrona de las misiones.

Espero que cuantos lean estas palabras y los suyos estén todos bien.

Un Avemaría por las víctimas.